Gustavo
Adolfo (Domínguez Bastida) Bécquer, vio la luz en Sevilla en Febrero de 1836.
Nacido
en el seno de una familia de pintores, desde pequeño respiro los aires emanados
de la creación artística (El famoso retrato por el que es mayormente conocido,
es obra de su hermano Valeriano, con el que mantuvo una estrecha relación). De
hecho, esta situación propiciaría que llegara a cursar estudios de pintura,
aunque su verdadera vocación fue la literatura.
A
los 18 años se estableció en Madrid. Allí, sus circunstancias personales, le
obligaron a desarrollar distintos trabajos administrativos, con los que sólo consiguió
mantener una precaria situación económica que le impedía dedicarse por entero a
su obra artística. Esto, sin embargo, no fue obstáculo para que frecuentara diversos
círculos literarios.
Su
integración en el mundo del periodismo le llevaría a colaborar en distintas
publicaciones, que le sirvieron de tribuna desde donde dar difusión a sus
creaciones.
Tanto
su obra poética, como sus trabajos en prosa, entre ellas sus Leyendas, fueron
desgranándose, de este modo, a lo largo del tiempo.
Siempre
inmerso en el mundo de las letras (redacción de artículos, traducciones
literarias, escritura de Zarzuelas, …), acarició proyectos bastante ambiciosos,
como el conocido como Historia de los Templos de España, del que sólo llegaría
a publicar un tomo. Pero si por algo es conocido, es por su Rimas, (referente
dentro de la poesía española) y por sus Leyendas.
Quizá
las particularidades de sus relaciones amorosas (sintió un amor no
correspondido por la cantante Julia Espín, y mantuvo un matrimonio infeliz con
Casta Estaban, con la que tuvo tres hijos), unidas a las de su delicada salud
(sufría de tuberculosis, enfermedad que le llevaría a la muerte, a la temprana
edad de 34 años), propiciaran su personal visión artística, por la que ha
llegado a ser considerado como un Romántico tardío o posromántico.
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